¿Te cuesta decidir? Prueba los sombreros de Bono

Tomar decisiones. Ana Belmonte. Coach

Dúo, una foto de Hernán Piñera con licencia Creative Commons Attribution-Share Alike 2.0 Generic license.

¿Te cuesta decidir?¡Sorpresa! Eres humano :) La dificultad para tomar decisiones es algo inherente al ser humano y se debe a que en el momento de decidir se mezclan emociones e ideas, generando un conflicto interno que puede llevar incluso a sentir la necesidad de que otra persona sea la que decida por nosotros.

Por suerte, Edward de Bono se cansó de que sus hijos nunca se decidieran si querían Pizza Hut o MacDonalds y buscó un modo de ayudar a que sus niños decidieran por sí mismos.

De Bono encontró que la solución a las disyuntivas culinarias familiares pasaba por favorecer el pensamiento lateral de sus pequeños. De rebote el resto de la humanidad salimos beneficiados porque el pensamiento lateral no sólo sirve para decidir de qué forma queremos cargarnos de colesterol, sino para cualquier otra decisión a la que haya que enfrentarse.

El pensamiento lateral facilita que se organice tu pensamiento y tus emociones, por eso hoy te propongo una actividad para potenciarlo. Aunque en realidad fue diseñada para resolver conflictos en grupos y organizaciones, su uso va a resultarte muy efectivo:

Seis sombreros para pensar o el arte de tomar decisiones

La propuesta de Bono consiste en probarte sombreros imaginarios de distintos colores y reflexionar bajo la influencia de cada uno de ellos:

  1. Sombrero blanco
    Piensa en la información, los hechos reales. Con este sombrero no hay lugar para las opiniones.

  2. Sombrero amarillo
    Es el sombrero del optimismo. ¿Qué es lo positivo en cada una de las opciones? ¿Qué beneficios obtendrías? Si supieras que no vas a tener ningún resultado negativo, ¿cuál sería tu opción?

  3. Sombrero negro
    Detecta las dificultades y peligros ¿Qué repercusiones negativas habría con cada una de las alternativas?¿Qué es lo peor que podría ocurrir en cada situación? Probablemente es el más potente y útil de los sombreros pero un problema si nos excedemos en ver lo negativo.

  4. Sombrero rojo
    Es el sombrero de los sentimientos, presentimientos y la intuición. Al utilizar este sombrero es posible expresar emociones, sentimientos y temores ¿Qué intuición tienes con cada situación?¿Qué sensaciones te produce?

  5. Sombrero verde
    Se centra en la creatividad, las posibilidades, las alternativas y las nuevas ideas. Es una oportunidad para expresar nuevos conceptos y nuevas percepciones.
    ¿Qué más opciones tienes a parte de las que ya has pensado?

  6. Sombrero azul
    Se utiliza para gestionar el proceso de pensamiento. Alienación con tus valores, planificación, ¿es congruente cada opción contigo mismo, con tu forma de ser? ¿cuál el paso que tendrias que dar en cada opción que eligieses?

Igual ya vienes usando sombreros de diferentes colores y no te habías dado cuenta. ¿Qué te parece esta actividad para analizar las situaciones en las que tienes que decidir? Cuenta, cuenta en los comentarios.

Por cierto, Bono es un poco más previsible de lo que os podríais imaginar y no basó su trabajo en la disyuntiva McDonalds/Pîzza Hut de sus hijos, sino que fue buscando solución a conflictos de grupo en corporaciones.

Y de extra, aquí puedes encontrar más información sobre los sombreros.

La increíble transformación de Pepito Grillo

Pasas todo el día hablando contigo mismo y todo va bien mientras te tratas con respeto. Pero esto no siempre es así. Si empleas un discurso negativo sobre tus capacidades y habilidades, o sobre lo que te depara el futuro, acabas asumiéndolo como real. Es entonces cuando sientes la desmotivación, el desanimo, y cuando dejas de creer en ti mismo/a.

A nuestro discurso interior yo lo llamo Pepito Grillo. Bien, pues a Pepito le encanta estar pendiente de si te confundes y decirte lo mucho que te va a costar hacer algo… Sí, Pepe puede llegar a ser bastante cruel. Pero Pepe, Pepito para los amigos :), también puede transformarse.

¿Te gustaría que Pepito te tratara de otra manera? Pues sólo tienes que hablarte a ti mismo de otra forma ;). Te propongo un truco para que te resulte fácil. Para comenzar con la propuesta de esta semana tienes que coger una foto de cuando eras pequeño que te guste. Puede ser la que tu quieras. ¿Tienes ya la foto? No la veo… si no la tienes a mano, no sigas leyendo hasta tenerla.

Reto de la semana: La increíble transformación de Pepito Grillo

Ahora que estas mirando tu foto, háblale tal y como lo haces contigo mismo. ¿Cómo te tratas?¿Cómo juzgas lo que haces o no haces?¿Qué auguras para tu futuro?¿Qué te has recriminado a ti mismo hoy?¿Te has aplaudido por lo que sí has hecho?¿Cómo te sientes?

¿Qué te parece lo que le has dicho al niño de la foto?¿Cómo crees que va actuar con lo que le estás diciendo?¿Esos pensamientos le resultan útiles para algo?

Te pongo el ejemplo de cómo hicimos esta actividad con una cliente durante una sesión previa a una entrevista de trabajo a la que se iba a enfrentar:

Marta: Hoy le he dicho a esa niña de seis años: no vas a conseguir ese trabajo, no les vas a gustar, van a notar que eres una insegura, no conseguirás trabajo jamás y menos tal y cómo están las cosas.

Yo: ¿Cómo crees que se sentirá al oír todo esto la niña de la foto?

Marta: Pues es una niña de seis años. Se sentirá muy mal; triste, desanimada, sin ganas de nada, con miedo por lo que le espera. Actuará nerviosa en la entrevista, pero en general en su día a día también estará triste por el futuro que le espera por todo lo que le he dicho. No creo que me resulte útil para nada el pensamiento.

Después de darse cuenta de cómo se hablaba a sí misma, le propongo a Marta una alternativa realista a su discurso: Puede que lograr el trabajo sea difícil, pero no imposible. Puedes pedir consejo para ganar confianza. Así, en algún momento, aunque no sea ya mismo, conseguirás un trabajo. Aunque te rechacen en alguna entrevista, te servirá para practicar cómo funcionan. Con estas palabras la niña ganará confianza y se sentirá más tranquila.

Recuerda que en el ejercicio ese niño eres tú y lo que te dices a ti mismo condiciona cómo te sientes y tu modo de actuar. No se trata de que no seas realista y que te engañes diciéndote que todo va ir genial, pero seguro que para ello no necesitas ser cruel y puedes plantear alternativas menos dañinas para facilitar un poco la vida. Así que ten la foto en un lugar visible y empieza a practicar.

Vuelve por el blog esta semana y dime cómo has encontrado a tu Pepito y si te has propuesto cambiar su discurso por uno de utilidad para ti.

Engaña a tu cerebro para lograr nuevos hábitos

Engaña a tu cerebro para lograr nuevos hábitos - Ana Belmonte - Coach

Run es una foto de Hernán Piñera con licencia Creative Commons.

Este post es una traducción, a ratos libre, de este post de AJ Agrawal en Inc.

Darse una ducha es fácil. No requiere entrenamiento ni demasiada concentración porque es un hábito que cualquiera tiene desde niño. Si lo comparamos con el proceso de aprender a usar un programa de ordenador, la mayoría coincidiremos en que para los principiantes, el comienzo al menos, suele ser difícil. Hay que aprender mucho, corregir errores y para ello es necesario mucha concentración.

Crear nuevos hábitos en nuestras vidas, al igual que deshacerse de los adquiridos, no resulta tarea fácil. Todos luchamos por adquirir nuevos hábitos a lo largo de la vida, como hacer ejercicio, ¿verdad?. Según AJ Agrawal, con estos trucos puedes engañar a tu mente y adquirir nuevos hábitos que hasta ahora se te han estado resistiendo.

Haz lo que “temes” durante cinco minutos

Que hagamos algo depende del esfuerzo necesario para ello. Si te exiges menos, lo harás. Así de sencillo. Por ejemplo, limpiar la casa. Si te propones limpiar la casa durante sólo cinco minutos resultará más sencillo ponerse a la labor que si piensas en dedicar 12 horas del domingo a hacerlo. Es muy probable que cuando vayas a parar a los cinco minutos incluso sigas adelante con la limpieza. No es masoquismo, es algo propio de la naturaleza humana. No nos gusta dejar las cosas a medias. Es más fácil seguir haciendo algo que dejar de hacerlo. Así que comprometete a hacer sólo cinco minutos de trabajo y deja que la mente haga el resto. Recuerda que lo único difícil es empezar.

Concéntrate en la parte fácil y la parte difícil la seguirá

Mi amiga Lucía quiere correr para ponerse en forma antes del verano. Como le cuesta mucho pensar en correr media hora, lo que hace es concentrarse en ponerse la ropa deportiva y llegar hasta el parque sin pensar en el hecho de correr. Una vez que pisa la tierra del parque, dice que ya que está, pues corre. ¿Qué tontería?¿no? ¡Pues funciona! Y es que al centrarse en la parte fácil, la parte complicada sigue por inercia.

Disfruta de tu recompensa

Independientemente de tu objetivo, tienes que conseguir una recompensa al final. No vas a ser como el pobre burro con la zanahoria, toda la vida andando sin conseguirla. Seguro que lo sabes, pero te recuerdo: un premio puede ser ver tu programa de TV favorito o un postre especial.

Aquí el artículo original de AJ Agrawal en Inc.